Picazón en la piel: comprender las causas y aliviar la irritación

El picor de la piel puede tener diversos orígenes, ya estén relacionados con una afección dermatológica, con el entorno o incluso con causas internas. Identificar la causa es obviamente el primer paso antes de abordar el problema.

Las afecciones de la piel son la primera causa en la que pensamos cuando tenemos ganas de rascarnos. Pero atención, cada picor puede esconder una condición dermatológica específica, importante de identificar correctamente para tratarla de forma adecuada.

Este dúo infernal es responsable de un gran número de picor crónico. El eccema o dermatitis atópica se manifiesta con enrojecimiento, placas secas e irritaciones intensas de la piel, no solo limitadas al rostro.

Estas afecciones cutáneas afectan sobre todo a lactantes y niños pequeños, pero los adultos no están libres de riesgo. Pueden aparecer a cualquier edad de la vida y asociarse a manifestaciones alérgicas (urticaria de contacto, rinitis alérgica, asma, etc.)

¿Qué hace que estas reacciones cutáneas sean aún más invasivas? ¡Cuanto más te rascas, peor se pone la situación! El eccema y la dermatitis atópica requieren una hidratación constante de la piel (tanto interna como externa), e incluso tratamientos a base de corticoides para calmar la inflamación.

Aquí se libra un auténtico pulso inflamatorio en la piel. La psoriasis es una enfermedad autoinmune de evolución crónica que se traduce en la aparición de placas rojas cubiertas de escamas plateadas. Codos, rodillas y cuero cabelludo son los terrenos de juego favoritos de esta afección.

A diferencia del eccema, rascar las placas psoriásicas puede provocar sangrado, y de nuevo, solo consigue empeorar las cosas.

Algunos estudios científicos, incluidos los procedentes de la literatura psiquiátrica, sostienen que existiría una correlación entre el estado cognitivo-emocional y la aparición de psoriasis, en particular en caso de represión emocional. Psique y piel van de la mano, y no es raro observar que un estrés emocional se asocie a reacciones cutáneas.

👉 La gestión de la psoriasis pasa por tratamientos tópicos, cremas emolientes e incluso tratamientos más intensos a base de inmunosupresores y/o sesiones psicosomáticas para explorar esta causa.

Si tu piel reacciona como un barómetro a los cambios de entorno, ¡estás lejos de ser un caso aislado! Los elementos externos, desde el polen hasta el pelo de los animales, pueden ser verdaderos enemigos para la piel y estar en el origen del tan temido picor.

Polen, ácaros, productos de limpieza, perfumes… La lista de sustancias susceptibles de provocar picor es larga, y algunas personas son especialmente sensibles. Una piel hipersensible reacciona de inmediato a estos alérgenos cubriéndose de placas rojas e irritadas.

¿Lo sabías? Los ácaros son responsables por sí solos del 70 % de las reacciones alérgicas en Francia. Estos pequeños insectos están presentes por millones en nuestros espacios de vida. Un gramo de polvo puede contener de 2.000 a 10.000. ¡Encantador!

👉 Si observas este tipo de reacciones repetidas sin lograr identificar al culpable, será útil consultar a un alergólogo para identificar las sustancias que desencadenan tu picor y evitar todo contacto futuro.

El entorno inmediato también es un factor determinante. El aire seco del aire acondicionado, la humedad pegajosa de los días de verano o el viento frío del invierno no se llevan nada bien con el equilibrio de la piel.

Estas variaciones extremas de temperatura y clima tienden a resecar la piel, provocando así picor a menudo acompañado de enrojecimiento.

👉 ¿La solución? Asegurar un buen aporte de hidratación externa para contrarrestar los efectos desecantes.

En el lado de las causas internas, el estrés y los desequilibrios hormonales pueden tener repercusiones físicas, incluyendo picor.

El picor nunca llega solo. A menudo viene acompañado de toda una serie de manifestaciones que pueden darte pistas sobre el origen del problema.

El picor va a veces acompañado de una sensación de quemazón u hormigueo, prueba de que la piel está reaccionando a una agresión. Este tipo de signo suele deberse a productos irritantes o a una piel hipersensible.

Si tu primer reflejo es correr a por una pomada con cortisona, que sepas que también existen soluciones naturales para aliviar el picor.

¡La importancia de mantener la piel bien hidratada no se puede subrayar lo suficiente! Una crema hidratante sin perfume ni alcohol puede hacer maravillas restaurando la barrera cutánea sin los inconvenientes asociados a las sustancias irritantes.

✔️ Da preferencia a las cremas a base de ingredientes naturales como manteca de karité, aloe vera o aceite de almendras dulces, que nutren la piel en profundidad sin agredirla.

Tomar un baño tibio con copos de avena coloidal, aceite de coco o aceite de oliva puede aportar un alivio inmediato.

💡¿Cómo proceder? Si el picor es difuso en todo el cuerpo, ¡un baño completo será ideal! Vierte una taza de avena coloidal en polvo (o, en su defecto, copos de avena ecológicos) en agua tibia, no caliente, y sumérgete durante 15 a 20 minutos. Después, puedes hidratar las zonas sensibles con aceite de coco u oliva.

Estos ingredientes naturales son conocidos por sus propiedades calmantes e hidratantes, reduciendo así la inflamación y la sequedad cutánea.

Una compresa fría aplicada directamente sobre las zonas que pican es una solución rápida y eficaz para aliviar el prurito. El frescor ayuda a insensibilizar las terminaciones nerviosas y a reducir las ganas de rascarse. Puedes añadirle hidrolato de lavanda, apreciado por sus virtudes suavizantes y regeneradoras de la piel.

Más vale prevenir que actuar en emergencia, ¿verdad? Aquí tienes algunos hábitos sencillos que puedes adoptar para limitar la aparición del picor.

Aléjate de los productos que contienen alcohol, sulfatos, parabenos y otros ingredientes agresivos que pueden alterar la barrera cutánea.

✅ Elige productos de cuidado suaves, hipoalergénicos y sin perfume para limitar la irritación de la piel.

Beber suficiente agua y adoptar una alimentación rica en antioxidantes: dos imprescindibles para mantener una piel sana e hidratada desde el interior.

Los alimentos ricos en vitamina C (cítricos, verduras de hoja verde), vitamina E (aceite de oliva y aceites de frutos secos) y ácidos grasos esenciales apoyan la regeneración celular y protegen la piel frente a las agresiones externas.

Simple pero eficaz: limita las duchas demasiado calientes y protege tu piel de las condiciones climáticas extremas. El frío reseca la piel, mientras que el calor excesivo puede aumentar la producción de sebo, lo que también puede provocar irritaciones.

El picor puede ser una fuente de malestar: solo hay que ver en qué estado nos deja una picadura de mosquito. Identificando las causas, es más sencillo reducir su impacto. Hidratación, productos suaves y trucos naturales serán tus aliados para aliviar estas irritaciones intempestivas.