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Alimentación saludable para el hígado: las mejores opciones para el bienestar hepático

¡Cuidar el hígado mediante una buena alimentación, es posible! Y afortunadamente, porque este órgano vital desempeña un papel clave en una gran cantidad de funciones del organismo. Superhéroe multifunción, una disfunción del hígado se manifiesta rápidamente en nuestro estado general: tono de piel, visión, color de la orina, vitalidad, digestión…


Como es mejor prevenir que curar: aquí tienes las mejores opciones para una alimentación buena para el hígado, y nuestros consejos prácticos (¡y deliciosos!) para apoyar sus funciones.

¿Cómo puede la alimentación beneficiar al hígado?

¿Cuáles son las funciones del hígado?

El hígado es, por sí solo, el segundo órgano más grande del cuerpo humano y cumple con cientos de funciones vitales, algunas de las cuales están directamente relacionadas con nuestra alimentación.


Funciones principales del hígado:


👉 Digestión y secreción de bilis: el hígado produce bilis diariamente, almacenada en la vesícula biliar. Su función es ayudar en la digestión de las grasas y la eliminación del colesterol.


👉 Filtrado de la sangre: ayuda a purificar la sangre eliminando ciertas sustancias antes de su evacuación por la orina o la bilis.


👉 Metabolización de nutrientes: transforma proteínas, carbohidratos y lípidos de los alimentos, y almacena ciertas vitaminas y minerales necesarios para el organismo.


Además, se encarga del almacenamiento de algunos minerales y vitaminas, liberándolos según las necesidades del cuerpo. También desempeña un papel crucial en la metabolización de toxinas.


💡 ¿Sabías que? El bienestar hepático puede influir en el sueño, ya que el hígado participa en el metabolismo de la melatonina, una hormona que regula el ritmo circadiano.

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¿Cómo impacta la alimentación directamente en el bienestar del hígado?

El hígado está involucrado en una gran cantidad de funciones relacionadas con la transformación, metabolización y gestión de los nutrientes ingeridos a través de la alimentación.


➡️ Los carbohidratos (azúcares) son absorbidos por la pared intestinal y transportados hacia el hígado a través de los vasos sanguíneos, donde se convierten en glucosa y se liberan en la sangre para garantizar un suministro constante de energía durante todo el día.


➡️ Una vez metabolizadas por el hígado, las proteínas se descomponen en el intestino en aminoácidos. El excedente se envía a los músculos o se elimina a través de la orina. Recordemos que el cuerpo es incapaz de almacenar proteínas en exceso, por lo que las elimina en forma de urea, ya que son desechos que no puede aprovechar.


Un exceso de proteínas suele asociarse con un sobreesfuerzo del hígado y los riñones.


➡️ La bilis producida permite la absorción de lípidos y de varios nutrientes esenciales, como las vitaminas D, A, K y E.


☝️ Dato importante: Una dieta demasiado rica en alimentos de índice glucémico alto (alcohol, dulces, productos refinados, frutas) o en frituras y grasas saturadas puede llevar a lo que se conoce como "hígado graso". 

¿Cuáles son las toxinas y sustancias que el hígado debe eliminar?

Cada día, el hígado debe gestionar una gran cantidad de toxinas provenientes de la alimentación, el medio ambiente o los tratamientos médicos, así como los subproductos metabólicos.


Podemos distinguir principalmente entre desechos endógenos y exógenos:


➡️ Desechos endógenos: son los residuos provenientes de la digestión, relacionados con una putrefacción o fermentación asociada a una mala alimentación. El hígado debe trabajar más para filtrar la sangre y eliminar estas toxinas, lo que a su vez daña la barrera intestinal. En casos de hiperpermeabilidad intestinal, la flora intestinal se ve completamente alterada.


➡️ Desechos exógenos: incluyen sustancias tóxicas externas, como colorantes, potenciadores del sabor, pesticidas, metales pesados, antibióticos (presentes en carnes o ingeridos en tratamientos médicos) y sustancias que ingresan a través de la piel (productos cosméticos y de limpieza). Sin olvidar el tabaco, las drogas o el alcohol, así como la contaminación del aire y el agua.


Estos compuestos tóxicos son transformados y eliminados a través de la orina o la bilis para garantizar el bienestar general.


Sin embargo, nuestros estilos de vida actuales tienden a sobrecargar el hígado: una alimentación sana y equilibrada se vuelve aún más importante para preservar sus funciones.

¿Qué es una “dieta saludable” para nuestro hígado?

Adoptar hábitos alimenticios saludables y evitar los excesos de azúcar, productos refinados, frutas y bebidas alcohólicas ayuda a mantener un hígado saludable y a mejorar nuestro bienestar general. Además, ciertos alimentos pueden apoyar las funciones hepáticas.

¿Cuáles son los alimentos beneficiosos para las funciones del hígado?

Alimentos ricos en antioxidantes: protegen contra los daños oxidativos y apoyan sus funciones desintoxicantes. Ejemplo: vegetales crucíferos (brócoli, col, coliflor…), que contienen glucosinolatos que estimulan las enzimas desintoxicantes del hígado.


Alimentos ricos en fibra y con índice glucémico bajo: las frutas enteras, vegetales y cereales integrales facilitan el proceso digestivo y reducen la carga de trabajo hepática.


Alimentos ricos en vitamina C: aumentan la producción de enzimas desintoxicantes y protegen el hígado de los radicales libres.


Alimentos ricos en omega-3: ayudan a reducir la acumulación de grasas en el hígado, y se encuentran en abundancia en aguacates, frutos secos (aceite de colza, nuez y linaza), semillas de chía, sardinas y caballa.


Cúrcuma: la curcumina que contiene esta especia posee propiedades beneficiosas y "desintoxicantes" que apoyan la regeneración celular hepática.


☝️ No exageres: Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el límite seguro es de 180 mg de curcumina al día para un adulto de 60 kg (1 cucharadita de cúrcuma = aproximadamente 200 mg de curcuminoides).


Alimentos ricos en azufre: como el ajo y la cebolla, que ayudan al hígado a eliminar metales pesados y toxinas.


Alimentos ricos en betacarotenos y fibra para apoyar las funciones desintoxicantes, como la zanahoria o la remolacha (rica en cinarina que estimula la producción de bilis).


Té verde: rico en catequinas, un tipo de antioxidante vegetal que mejora la función hepática y protege contra la acumulación de grasa.

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Consejos prácticos para una dieta favorable al hígado

Bien, ya tienes la lista. Pasemos ahora a la adopción de rutinas para una dieta saludable para el hígado.

¿Cómo integrar alimentos buenos para el hígado en las comidas diarias?

La organización es clave para tener una visión general de tu equilibrio alimenticio, mientras reduces la carga mental (y el famoso “¿Qué comemos hoy?”).

Nuestros consejos

Si te gustan los jugos, piensa en los batidos caseros: solo necesitas añadir alimentos y/o especias beneficiosas para el hígado (limón, una pizca de cúrcuma, col rizada o col común, mucho más económica).


Para las comidas principales, ¡opta por el batch cooking! Prepara varias porciones por adelantado de cereales integrales, verduras cocidas y crudas ya cortadas. Luego solo necesitas cocinar las proteínas al momento y añadir los condimentos de tu elección.

Ideas de recetas fáciles y nutritivas para apoyar las funciones del hígado

🥛Receta de batido de frutos rojos y cúrcuma (prometemos que el sabor es sutil):

  1. 1 taza de leche de avena;
  2. 1 puñado de apio;
  3. 1 plátano;
  4. 1 puñado de frutos rojos;
  5. 1 cucharadita de cúrcuma;
  6. El jugo de medio limón;
  7. 1 cucharada de semillas de chía (o mantequilla de almendra para los golosos).

Mézclalo todo en una batidora o con un batidor de mano. ¡Un vaso grande es suficiente!


🥗Ensalada de remolacha y aguacate:


  1. 2 remolachas crudas ralladas (pela la piel, puede irritar la garganta);
  2. 1 aguacate cortado en rodajas;
  3. Un puñado de nueces;
  4. Una mezcla de rúcula y canónigos;
  5. Aliño: 2 cucharadas de aceite de oliva, 1 cucharada de vinagre balsámico, 1 diente de ajo picado, sal y pimienta al gusto.

🥦Brócoli salteado con pollo y arroz integral:


  1. 2 pechugas de pollo;
  2. 1 brócoli;
  3. 2 cucharadas de salsa de soja;
  4. 1 cucharada de aceite de sésamo;
  5. 1 diente de ajo picado.

Saltea el pollo, el ajo picado y las flores de brócoli en el aceite de sésamo durante unos 10-15 minutos, removiendo constantemente. Desglasa con la salsa de soja.

¿Qué estilo de vida adoptar para apoyar al hígado?

Si bien una dieta saludable es el requisito indispensable, el estilo de vida también influye mucho en el bienestar hepático.


Practica actividad física regular y adaptada: el ejercicio mejora la circulación sanguínea y contribuye al riego de los tejidos hepáticos. Ya sea yoga, caminatas o deportes más intensos (musculación, crossfit, ciclismo), la única regla es… ¡disfrutar!


Regula tus niveles de estrés: el cortisol es enemigo del bienestar, tanto mental como físico. Un estrés crónico puede afectar negativamente los metabolismos glucídico, lipídico y proteico, lo que podría afectar al hígado.


Cuida tu flora intestinal: el equilibrio de la microbiota apoya las funciones hepáticas. Mejora la asimilación de nutrientes y la eliminación de toxinas, especialmente durante y después de tratamientos médicos.

Conclusión

Optar por alimentos que apoyen las funciones hepáticas y adoptar buenos hábitos de vida te permitirá disfrutar de mayor vitalidad y efectos concretos en tu digestión. ¿Un plus? ¡Un cutis radiante!

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué alimentos ayudan a regenerar el hígado?

Una dieta buena para el hígado incluye: alimentos ricos en omega 3 (semillas de lino, aceite de nuez, sardinas), vegetales ricos en betacaroteno, fibras y cinarina (remolacha), cítricos ricos en vitamina C, y fuentes de curcuminoides como el cúrcuma.

¿Cuáles son los enemigos del hígado?

El alcohol, las bebidas azucaradas como los refrescos, los alimentos fritos y ricos en grasas saturadas, y el exceso de alimentos con un índice glucémico alto (dulces, frutas secas, pasteles industriales).

¿Cuáles son los signos de un hígado fatigado?

Un hígado sobrecargado puede manifestarse con un tono amarillento en la piel, diarrea crónica, digestión difícil, orina oscura y fatiga constante.

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